Nuestros Principios

Reconocemos en primer lugar el valor de la democracia entendida como gestión participativa del Estado, a través de órganos específicos de representación y control, al servicio del bien común.

Una democracia que más allá de sus reglas, tenga un alma constituida por valores fundamentales de respeto al derecho, al pluralismo y a la tolerancia, enmarcados dentro de nuestras tradiciones históricas ligadas a Occidente.

Estimamos una noción equilibrada del Estado, que subraye su valor y necesidad, pero que no tenga ninguna pretensión totalitaria o socializante, un Estado concebido como servicio de síntesis, de protección y orientación de la sociedad civil, pero no de su reemplazo o avasallamiento. Un Estado que estimule la iniciativa privada y el mercado, mantenga la estabilidad monetaria, proteja al trabajador y a los más débiles de la prepotencia o indiferencia de los fuertes, que estimule la competencia, la apertura y la desregulación económica, que reconozca nuestra tradición, manteniendo el equilibrio regional y la integridad territorial.

Estado de derecho y al mismo tiempo Estado social, que ofrezca todas las garantías jurídicas de una convivencia ordenada, que brinde un marco de igualdad de oportunidades, priorizando la elevación humana a través de la educación integral, el acceso a la vivienda y la protección del ambiente.

Procuramos, en síntesis, un orden articulado que se realice en la sociedad civil con el respeto a la autonomía de los grupos económicos, sociales, políticos y culturales, comenzando por la familia y con la protección y el estímulo del Estado.